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martes, 15 de abril de 2014

Veinte mil leguas de viaje submarino.

Este libro trata sobre un viaje que hacen varios marineros en busca de un monstruo submarino. Todo comienza gracias a una carta que le envían al profesor Pedro Aronnax solicitándole una plaza para acompañar a los marineros. 
Tras largas horas en el barco a lo lejos se ve una tormenta. Al lado del barco había algo fosforescente, creían que era el monstruo y de repente desapareció y se desato una tormenta. Varios tripulantes se caen por la borda. Estuvieron dos hombres juntos, gracias a eso pudieron gritar ayuda con todas sus fuerzas y así fue como se encontraron a otro tripulante que estaba subido a unas planchas de metal. Después de un buen rato se pusieron a golpear las planchas de metal y se abrió una escotilla, y apareció un hombre, desde ese momento se vieron salvados. En ese momento supieron que aquello que buscaban no era un monstruo sino un submarino (que en aquella época no existían). Se llevaron días y días dentro del submarino hasta que el capitán del submarino (el capitán Nemo) propuso una expedición. Para esa expedición era necesario llevar escafandras porque la expedición era debajo del agua y estaban advertidos que iba a ver muchos peligros, y así fue. Un rato después de cuando salieron del submarino se encontraron con un gran tiburón y casi muere un muchacho pero con el arponero Ned Land y con ayuda del capitán Nemo consiguieron matarlo. Después de todo ese desastre volvieron al submarino. Estaban todos cansados entonces se fueron a dormir. Al cabo de los días decidieron hacer otra expedición y así fue. Esta vez, cuando iban a salir un marinero grande y fuerte quito los tornillos de la escotilla y algo muy fuerte desde el exterior se la llevó. De repente entro un tentáculo gigante y el capitán Nemo repartió unas hachas y entre el y otro hombre consiguieron cortar el tenáculo. Pero era imposible porque seguían entrando más y más tenáculos, entonces un muchacho salio del submarino y uno de los tentáculos lo atrapó dejandole inmóvil. Cuando el capitán Nemo le iba a clavar un cuchillo en el estómago al pulpo, echó la tinta y desaparecio con el muchacho.
Al submarino le entró agua y se estaba hundiendo y no tenían mas remedio que cojer una canoa que tenía el submarino.
Cuando ya estaban todos montados en la canoa se dieron cuenta que a unos metros de ellos habia un remolino y la conoa cojio una piedra y salieron disparados, unos perdieron el conocimiento y otros se perdieron en el mar. Cuando se despertaron estaban ya en tierra. Habían llegado a donde querían.
Y así acaba esta historia.

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